Todos los coches salidos de fábrica están equipados con un sistema que permita circular con el coche en caso de sufrir un pinchazo. Existen automóviles que vienen equipados de fábrica con un determinado sistema y el comprador no tiene alternativas al mismo. No obstante, en ocasiones nos ofrecen la posibilidad de elegir.
En este artículo os explicaremos cuales son las diferentes opciones disponibles ante un pinchazo, de esta manera seréis capaces de identificar cual es el mejor sistema y cuál es el más adecuado dependiendo de vuestro coche y de vuestras necesidades.
Ruedas de repuesto normales
Hasta hace relativamente poco lo normal es que todos los coches vinieran con una rueda de repuesto idéntica a las del resto del coche, es decir, del mismo tamaño y dimensiones. En la actualidad el número de automóviles que vienen equipados con este sistema es cada vez más reducido.
La ventaja de este sistema es que permite circular a una velocidad normal hasta el lugar de reparación o el propio destino. La desventaja es que una rueda normal ocupa mucho espacio y reduce la capacidad de nuestro maletero.
Ruedas tipo galleta
Estos neumáticos son de un tamaño mucho más pequeño que las ruedas normales. La velocidad a la que permiten circular está limitada -lo normal es que dicha velocidad se sitúe entre los 50 y los 80 kilómetros/hora- y solo pueden utilizarse durante una distancia también limitada.
La ventaja es que ocupan menos espacio dentro del maletero y éste gana capacidad.
Ruedas run flat
Las ruedas de este tipo vienen equipadas con unos neumáticos que permiten continuar circulando aunque se produzca una pérdida de presión. Son neumáticos que vienen con los laterales reforzados y que tienen un diseño característico que impide que se salgan de la llanta si se quedan sin aire.
La principal ventaja es que este tipo de neumático no requiere disponer de una rueda de repuesto y permiten circular hasta llegar a un taller donde nos puedan reparar el pinchazo. La clara desventaja es que estas ruedas son bastante más caras que las tradicionales -hasta un 25 por ciento-, además se deben montar sobre unas llantas especiales y solo son viable en coches que dispongan de un sistema de detección automático de pérdida de presión.
Kit antipinchazos
Se trata de un kit que incluye un bote con una sustancia que sirve para taponar pinchazos y un compresor para poder inflar la rueda. Su principal inconveniente es que solo es eficaz ante pinchazos pequeños. Cuando el pinchazo es grande no sirve para nada y no tendremos más remedio que llamar a una grúa o a un servicio de asistencia en carretera que nos lleve el coche a un taller.
Eso sí, se trata de un sistema relativamente barato ya que por unos 50 euros podemos hacernos con un compresor (40 euros, aunque los hay de hasta 200) y un bote de líquido antipinchazos (10 euros).
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