Realizar un examen minucioso del coche de segunda mano que queremos comprarnos puede llevar su tiempo, pero muchos de los defectos que puede tener un coche usado son fácilmente detectables por lo que se trata de algo que nunca debemos dejar de hacer.
Si por ejemplo hemos estado mirando coches de segunda mano en algún sitio web de coches usados, después de haber elegido aquellos que nos gustan, deberemos ir a verlos, siendo estos son los chequeos que deberemos realizar:
Comprobaciones en el interior del coche
El kilometraje indicado por el cuentakilómetros debe ser consistente con el indicado en el anuncio y con la documentación del coche.
Verificar que el desgaste de los asientos y el volante es consistente con el kilometraje del coche. Los coches con mucho uso suelen mostrar desgate en los bordes.
Comprobar que todo funciona correctamente, incluyendo ventanillas eléctricas, aire acondicionado, limpiaparabrisas, mandos de los asientos, sistemas de apertura del motor y del depósito de la gasolina, techo solar, etcétera.
Fijarse en si hay daños en el hueco del encendido, algo que podría indicar que el coche ha sido robado.
Comprobar los cinturones de seguridad (no deben estar deshilachados) y que el salpicadero no presente daños (puede ser síntoma de que hayan saltado los airbags en alguna ocasión.
Chequeos bajo el capó
Chequear que el número de bastidor no ha sido manipulado y que se corresponde con el que aparece en la documentación del coche. A veces este número puede encontrarse en el parabrisas o incluso bajo la alfombrilla del asiento del conductor.
Revisar que no haya restos de aceite, agua u otros líquidos, tanto en el motor como en el suelo, que hayan podido ser el resultado de algún tipo de goteo.
Retirar la varilla del nivel del aceite del motor, limpiarla con un paño, volver a ponerla en su sitio y sacarla de nuevo. El nivel del aceite debe estar cerca del nivel máximo, tener un color dorado y estar libre de restos. En caso contrario deberemos cambiar el aceite.
Comprobar que en la parte superior del motor (puede que tengamos que quitar una cubierta de plástico primero) y en la tapa del depósito de aceite no hay una substancia de color blanco amarillento. Esto podría indicar que la junta de la culata del motor está dañada, lo que a menudo es una avería irreparable.
Verificar que los niveles del anticongelante y el líquido de frenos son correctos.
Comprobar que los bornes de la batería están libres de óxido y en buenas condiciones.
Chequeos en el exterior del coche
Comprobar que el acabado de la pintura es consistente, es decir, que muestra el mismo tono en todo el coche, en caso contrario es posible que haya sufrido algún golpe o haya sido repintado.
Verificar que las ranuras entre paneles tienen el mismo espacio, en otro caso puede haber sufrido algún choque.
Comprobar que las puertas y el maletero abren y cierran correctamente. Examinar las juntas de goma comprobando que no tienen restos de pintura (podría indicar que ha sido repintado).
Presionar cada una de las esquinas del coche y soltar a continuación, el coche debe regresar a su posición original sin oscilar ni cabecear. En otro caso será necesario revisar la amortiguación.
Verificar que no hay zonas con oxido ni burbujas de pintura, sobre todo en las zonas que entran más en contacto con el agua como parachoques, marcos de ventana y huecos de las ruedas.
Revisar los neumáticos y la rueda de repuesto. Si la profundidad del dibujo es inferior a 1,6 mm tendremos que cambiarlos.
Los neumáticos deben tener un desgaste uniforme. Si esto no es así puede que la suspensión o el paralelo estén mal y tendremos que corregir el problema en un taller.
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